lunes, 27 de marzo de 2023

Cambio de lugar

         En un principio creyó que se trataba de un timo. Algo así como el tocomocho: ¿Le iba a tocar la lotería con un pronóstico favorable de antemano? “No, no me la van a dar con queso”, decía. Estaba convencido de que entre sus múltiples defectos, no estaba el de la codicia; así, que no se lo tomó muy en serio.

-Está seguro, doctor. Preguntó como si con él no fuera la cosa.

-En esta vida… Hizo una pausa como si quisiera curarse en salud, para luego continuar, con: no hay nada seguro.

Aquella respuesta le hizo sentirse incómodo. La percibía como un trato condescendiente hacia él sin conocerle; pero no dijo nada al respecto y, prefirió comentárselo después a un amigo con el que se desahogó.

-Entonces ¿Cuánto me queda? Y no me diga: ¿pelos en el culo? Porque ese chiste es muy viejo. Esto lo pensó para sus adentros, pero no se atrevió a ponerlo en su boca porque ya empezaba a dudar y a sentir canguelo. 
 

-Seis meses si no tomas ningún tratamiento y, un año como mucho…  

Era lo que tocaba y el médico no se desvió del protocolo establecido por la OMS. Tanto las preguntas como las respuestas emocionales, están como si dijéramos, codificadas y no varían mucho de un paciente adulto a otro: y este era ya muy adulto -tirando a venerable carcamal-, fumador y bebedor, con lo que el oncólogo solo tuvo que hacer el gesto de abrir la nevera de su memoria profesional.

Cuando llegó a su casa, lo primero que hizo fue buscar en Google el significado de metástasis -esa palabra que siempre va ligada a algo que le sucede a otros- y, de entre todas las entradas que rastreó, la que más le llamó la atención, por encima de cuantas hablaban, que si de diagnosis, tratamientos y otras “mergas”, fue la del diccionario de la RAE, que dice: “Del gr. μετάστασις metástasis 'cambio de lugar' etc.” 
 
Y con eso se quedó: tenía mucho sentido para él y le reforzó en sus especulaciones filosóficas. 

jueves, 16 de marzo de 2023

Resolviendo una conjetura

          ¿De qué vive esta persona?  ¿produce algún beneficio esa paupérrima paraeta? Son preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez y para las que hay una explicación coherente (y contrastada en mis propias carnes). 

En primer lugar, no vive de eso que primero nos viene a la cabeza: que si es del robo, la extorsión, la trata de blancas, el tráfico humano, la venta de armas y que, por consiguiente, la paraeta es solo una tapadera. No. Tampoco de la humillante mangancia. No. Nada de eso. Lo que ves y juzgas es el remanente de la energía acumulada durante toda la semana. 

Si te fijas bien, verás que sobre el suelo, la manta o la mesa hay unos huecos, un vacío muy significativo porque es, precisamente, de esas lagunas, de lo que realmente vive (ya que “la energía ni se crea ni se destruye, sino que se transforma”); o sea, de lo que no ves porque has llegado tarde.

Por otro lado, si empleamos el verbo vivir, en tercera persona, por comparación subjetiva con las aspiraciones de consumo que tenemos programadas, seguro que el resultado es inversamente proporcional al grado de libertad del observador. 

No sé si me he explicado bien. Lo que quiero dar a entender es que, pobreza y dignidad es igual a libertad cuyo valor es intangible: ¿será por eso por lo que acumulamos? ¡Ay, la neta! Sin darme cuenta me acabo de meter en otra paradoja. Bueno, tengo todo lo que me quede de vida por delante, para resolverla.

miércoles, 15 de marzo de 2023

Ayer tuve un motivo

El mar que tengo tan cerca, 

a un trasbordo de autobús, 

me da pereza visitarlo, 

y, de ahí, a la indiferencia, 

-ceguera del alma-

sólo hay un paso.

Pero ayer tuve un motivo 

al que no dejé pasar de largo. 

Fui a Ballesol, La Patacona,

al reencuentro de un amigo; 

mejor dicho, dos:

uno, estaba sereno, 

soplaba viento de Poniente

inflando velas latinas;

y, el otro, sujetaba al sol 

con un hilo de esperanza:

peinaban la mar tranquila,

las maderas de un velero

reflejado en sus pupilas. 

sábado, 11 de marzo de 2023

De una fábula que viene a cuento

           Érase una vez, un tierno pajarillo que cayó (por equis razones) del acogedor nido al inhóspito suelo. No podía volar y estaba aterido de frío. Por los alrededores, pastaba una hermosa y robusta vaca que, al percatarse, movida por la compasión, se acercó al lugar de los hechos, ladeó la cabeza para enfocarle, luego giró su cuerpo y le descargó una mayúscula gandinga. El pajarillo, al recibir la solidaria y cálida plasta, asomó su cabeza y comenzó a piarle en agradecimiento.

Cerca, también se encontraba una zorra (o zorro) buscándose la vida y, al oírle, se acercó sigilosamente y cuando estuvo lo bastante cerca, abrió sus fauces y de un bocado se lo zampó.       

Moraleja: aunque la mierda te llegue al cuello, nunca digas, ni pío... o te freirán con limosnas.

sábado, 4 de marzo de 2023

De una y otra emigración


Vuelo sobre un mar de olivos

en un recuerdo impalpable. 

Con un clima soportable,

desnudo, sin paliativos

ni algoritmos punitivos,

sigo la huella de mi infancia. 

Me agita su resonancia 

¿Por qué llora esa criatura?

Me da vértigo la altura 

pese a no tener sustancia.


A la esperanza, ya inerte, 

acerca el mar a la orilla. 

El vaivén de su ropilla 

hace que mi alma despierte.

Lo que en crimen se convierte,  

sobre las costas cristianas, 

son las miserias humanas 

que dan ¿fe de caridad?

Por mera curiosidad:

“¿Por quien doblan las campanas?”


“Están doblando por ti…” 

…por mí, por él y por todos. 

El mar no tiene recodos, 

-como algunos ni vergüenza- y, 

flota como un maniquí 

al que guía la corriente. 

Cuando llega al continente 

sólo le espera un cajón,

por color o religión:

siempre el Sur o Medio Oriente.


El mar no es un cazador. 

No es un asesino a sueldo 

aunque pueda parecerlo

cuando mata a un ruiseñor.

No perdona ni un error, 

y es cierto, ahí están los datos, 

pero ¿Son asesinatos? 

Sí, cuando los responsables 

creen que hay vidas desechables

por no calzar sus zapatos.