martes, 8 de noviembre de 2011

EL VIAJE

Desde la soledad de un viajero,
huraño y tímido 
como un gato callejero 
que intenta sobrevivir 
en un mundo que le es hostil
y a la vez hospitalario, 
veo pasar los años y no me harto de vivir. 
No me harto de sentir,
abrazado a la codicia 
en pos de un embeleco: la vida. 
A pesar de todo,
contarla me anestesia 
ante la inexorable muerte, 
pudrimiento y olvido.