miércoles, 18 de mayo de 2016

UNA MALETA CON FOTOS

Trafico con papel y sales de plata.
Con instantes congelados;
con el  tiempo comprimido
en un espacio ajeno y promiscuo, 
y, a veces, me parece
escuchar, en vuestro reposo,
el reproche a mi negocio obsceno.
No os quejéis
Tenéis suerte
Estáis en un limbo
porque no habéis muerto todavía
Fuisteis desechados
y recluidos en el hospicio de una maleta
que va y viene al Rastro.
Si acaso echáis de menos
el apego de las manos
que, de cuando en cuando,
abrían el álbum 
y los conmovidos ojos
que os alimentaban,
no os preocupéis,
porque de éstos,
nadie os reclama,
nadie os evoca
excepto otras manos,
otros ojos que, al veros,
les afecta la ingratitud

viernes, 13 de mayo de 2016

SONETO AL GORDO

Lo mismo que Aquiles lo fue de Homero,
El Gordo unido quedará al Maeso.
En El Rastro no hay nadie más travieso,
que este que lo es, su héroe garbancero

Dice, que en cuanto a sus hazañas toca,
que en peculio no cobró tanto como
yesca, por no decir, ni por asomo,
la veritatis, ni cerrar la boca.

Al final, la diabetes, un solo ojo
le dejó sano: el del bullate al menos.
Golosina que pilla va al coleto.

Ya solo falta que se quede cojo.
Puesto que no hace caso a los galenos,
se merece, si no una ostia,  un soneto


lunes, 9 de mayo de 2016

DE LOS SENTIDOS ATASCADOS



Los ojos me dolían
y aparté la vista.
Pude hacerlo.
De cómo y cuando
aún me acuerdo.
Dije basta.
Era domingo.
El Rastro.
Llevaba a cuestas
mis sentimientos.
Aunque era joven,
su peso me encorvaba
y al roce con mi pecho me escocian
Predispuesto,
escuché su murmullo,
olí su descaro,    
acarició mi sexo
comió mis sesos
y pensé:
soy feliz, dichoso estreno!.


jueves, 5 de mayo de 2016

AL TRAPERO QUE CONOZCO

El trapero que conozco
no es el hombre del saco
de traje astroso.

No vocea por las calles
su precario comercio:
¡compro, compro, compro!

Se sienta a orillas del mismo arroyo
y pesca esto y lo otro.

El trapero que conozco,
no compra, no vende,
trueca pesca  por estima.

Mientras se desvanece.
ofrece, desnuda,
la vida de lo otros.
A cambio,
candela en mano,
busca su humanidad
entre la bruma del deseo.
Solo eso.