miércoles, 10 de marzo de 2021

EL MISTERIOSO CASO DEL REÍR


Eres un niño aunque no lo aparentes.

Yo, ya los sesenta y seis araño,

y no sé ni cómo me las apaño;

pero a mí, me están saliendo los dientes.


No los necesito para reír.

Si acaso, para comer y hablar claro

como lo hace un párvulo, con descaro:

habla y ríe sin nada que encubrir.


No me tapo la boca con la mano.

Cuando me río se muestra la mella,

si no la misma que tuve en la infancia,


es el mismo rasgo que me hace humano.

Reír, por algún motivo, deja huella:

y es porque tiene la misma sustancia