viernes, 7 de agosto de 2020

SIN ÁNIMO DE OFENDER (Sobre la nueva ubicación de El Rastro de Valencia y la situación actual)

   No se puede hacer una valoración objetiva de la nueva ubicación de El Rastro de Valencia, en la medida que no alcancemos la normalidad plena en nuestras vidas cotidianas. Entre tanto, diré que, en la nueva ubicación falta algo, sí, y son: todos los vendedores sin licencia, que usurpaban más de la mitad del espacio, en el anterior emplazamiento de Mestalla.  

        El asalto de estos vendedores sin licencia, no ocurrió de la noche a la mañana, sino que, paulatinamente, se fueron incorporando por el procedimiento del “efecto llamada”. No fue tanto la falta de control y desidia burocrática para renovar y conceder nuevas licencias de venta, como la visión trasnochada que se tenía, en la administración anterior, de un mercado como El Rastro, lo que dio pábulo para que estos vendedores, camparan a sus anchas. 

        Así fue siempre el Rastro que conozco (en los diferentes emplazamientos que ha tenido) desde 1988, año en el que se intentó regular el mercado y se concedieron las primeras licencias, dentro de la nueva etapa democrática. Pero como he dicho antes, la visión que se tenía y que aún hoy persiste en la conciencia colectiva de funcionarios* y parte del público, en resumidas cuentas, es algo así como que: “si estáis aquí, será por algo”. Sin ningún tipo de distinción entre vendedores autorizados y no autorizados*. Como si se diera por sentado que, todo aquel que acaba vendiendo en El Rastro, es porque tiene que pagar alguna penitencia por los pecados cometidos en otra vida, y no lo miren desde el punto de vista de la justicia social; de la igualdad de oportunidades para abrirse paso en la vida: un tema que es mucho más complicado de atajar y para el que se necesita voluntad política y, hasta ahora, no se había tenido. 

        Y en cuanto al nuevo horario, que a muchos les ha pillado con el pie cambiado, tengo que recordarles que, cuando estuvimos en el aparcamiento de la calle Quevedo (lo que hoy es El MUVIN) desde el año 93 hasta el 97, del siglo pasado, el horario era el mismo que ahora se aplica porque era un recinto cerrado: de 7 a 9, montaje, y de 9 a 14 horas, venta al público. La única explicación que se me ocurre para que haya tanta fijación por este motivo es, la de que, los agraviados/as, o bien, pertenecen a otra generación y no habían nacido entonces; eran muy pequeños/as o, si eran lo suficientemente maduros/as, quizá estén padeciendo alguna enfermedad degenerativa del cerebro, que les impide recordar. Pero más bien creo que, en resumen, es lo primero que he expuesto aquí, lo que más les ha descompuesto. 


Notas.

        *“Conciencia colectiva de funcionarios”: me refiero a un virus que les ataca solo los domingos cuando van a trabajar y sufren pérdida de visión y movilidad transitoria.

        *“Vendedores no autorizados”: carecen de licencia de venta y compiten en igualdad de condiciones con los que sí la tienen; o sea, que son legales e ilegales a la vez (a mi, no me digan nada porque yo tampoco lo comprendo: debe de ser una paradoja cuántica).

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