domingo, 26 de febrero de 2023

Despierto

Fue mi deseo temprano, 

una semilla durmiente, 

hasta que, por insistente, 

al filo, ya casi anciano, 

yo, Alberto Maeso Manzano, 

presento mi autorretrato

-si os parece un garabato, 

podéis creedme que lo entiendo-:

de tres cuartos y sonriendo; 

en el regazo, mi gato; 


visto bata de franela 

-de patrimonio materno 

propicia para el invierno 

y que tanto me consuela-; 

pan y vino… y mortadela 

en escorzo con la mesa;  

colgada en la pared, esa 

forma de curvas y boca: 

-conmigo se hace la loca- 

mi guitarra, mi princesa.


No es menor un sentimiento

por ser naif, friki, bizarro… 

Olvidaos de lo que narro 

que donde pongo el acento, 

no es tanto en lo que aparento 

como en aquellos lugares 

cuando volé de Linares 

y aterricé en el infierno, 

sin medida, sin gobierno 

de las moscas en los bares.


Aún estoy en deuda, sin duda. 

Una vuelta más de tuerca, 

el horizonte se acerca 

y el ocaso me saluda. 

¿Qué hago, preparo una muda? 

¡Jajajaja, qué gracioso! 

Pero… ¡Si es que aún soy un moroso! 

Me empeño en sacarle punta,

con retórica pregunta, 

mas, el retiro es forzoso.

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