lunes, 4 de diciembre de 2017

CON SU PERMISO.


Que conste, que esto es meterme en camisas de unce varas. Pero, en mi opinión, que eso sí que puedo hacerlo, todo lo del Procés ha sido una charlotada. Lo que parecía que iba ha ser un asalto al Palacio de Invierno de Petrogrado, en un ambiente épico-festivo, al final ha resultado ser una cagada y, como no van ha dar su brazo a torcer (están en su derecho) en cuanto a reconocerlo en público, mantenerlos en prisión, es “darle tres cuartos al pregonero”.

Como supongo que, el último recurso que les queda ya, es el de recurrir a la cuna de la democracia, La Atenas de Pericles, recurro a su mitología para intentar encontrarle una explicación que quizá se halle, entre líneas, en La Líada (del Procés).

No se puede, así como así, soliviantar a los dioses. La Hibris, tanto a los de ocho apellidos como a los de uno o ninguno, los ha desquiciado tanto que, al final, como en las mejores tragedias y relatos griegos, Némesis ha tenido que aparecer (aquí, en forma de artículo 155) para restaurar la cordura.

Aunque el quebranto emocional y económico perdurará durante tiempo, veo improcedente, lo de que tengan que pagarlo con cárcel el lío que han formado, por más que la cagada haya sido memorable y digna de ser retransmitida. Yo, a todo esto, buscaría otro tipo de penitencia. Un suponer, que en vez de que tengan que hartarse de “garibolos en la estariipé”, hacerlos Socios de Honor del Real Club Deportivo Espanyol de Barcelona y, que tuvieran que acudir al placo, domingo sí y domingo no: a firmar, por lo menos. Y, si fuera residente en Cataluña y tuviera que votar, más bien, se lo diría cantando (si supiera cantar) este fandango que mi primo ha compuesto y lo titula: A LOS ILUMINATI. Dice así:

Si, con la misma retórica,
me queréis vender la moto,
tengo dudas razonables:
no sé, si daros mi voto,
o, ponerle un manillar al váter.

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