martes, 22 de enero de 2013

MAJESTAD: FELIZ DOS MIL TRECE

Mal acaba dos mil doce.
Dos mil trece triste empieza,
por más que gima o solloce
no se levanta cabeza

Tenemos un rey rijoso
cuyo estandarte enarbola
en el cuerpo cavernoso
de su polla rilaora

Con la escopeta en la mano,
en ausencia de las musas,
se muestra muy campechano
dando pueriles excusas
 
 "no volverá a suceder"
¿¡lo sientes, jodio por culo!?
bien haces en esconder,
y no ponerte tan chulo,

tus divinas concesiones;
pues, en Francia, los burgueses,
con dos pares de cojones;
pero espurios intereses,

deslavazaron borbones
y, según cuenta la crónica,
acabaron con ratones
y con la peste borbónica

Sé que soy un insolente,
más o menos jacobino,
que me cebo en el regente;
mas, con esto ya termino,

Su graciosa majestad:
tenga un feliz dos mil trece.
Se lo digo sin maldad.
¡Ah! Y chúpemela que me crece

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