jueves, 17 de mayo de 2018

INFORMACIÓN RESERVADA.

    Es nuestro deber informarles -de segunda mano- para que nadie se llame a engaño.

    Vamos a ver porque va haber para todos.

    Los cambios pueden producir, cuando menos, cabreo y disminución de la libido. Y, cuando no se gestionan, correctamente, las alteraciones bioquímicas del cerebro; hasta locura de atar, directamente. Les voy a enumerar algunas de las medidas que se están estudiando para minimizar el impacto negativo -emocional y económico- que pueda producir, en el sector de visitantes, el nuevo emplazamiento de El Rastro.

    En cuanto a la movilidad, para quienes no quieran usar el tranvía, el autobús o su propio coche -para que no se les desgaste- que no se preocupen porque se están estudiando todo tipo de contingencias para darles soluciones simples y elegantes. Para ésta en particular, de la que estamos hablando, se van a restaurar los haigas, con los que el padre de El Panderola, se ganaba la vida alquilándolos para vistosas bodas desde la otrora Plaza, llamada de Don Claudio, para los gitanos, y de El Claudillo, para los payos. Para optar a esta bicoca, no hará falta vestir de etiqueta. Ni siquiera de domingo. Preferimos que la gente acuda, aunque sea con las calandrajas al aire, pero con la pelleja llena, a aquellos otros y otras que vengan con esmoquin y hopalandas, porque luego dicen, los muy hipócritas, que se han tenido que dejar la cartera en casa. Este servicio será gratis, pero habrá que hacer cola: en internet, se entiende.

    Mención aparte, merecen los comandos de vendedores y vendedoras no autorizados, que hoy por hoy, se tienen que lanzar en paracaídas para traspasar las líneas enemigas que rodean el perímetro del Rastro, fuertemente custodiado por alambradas y un equipo de hombres y mujeres bien entrenados para reñirlos. Se trata  de habilitar dos helicópteros Huey, que El Pernales se trajo de la guerra del Vietnam -a cinco mil duros cada uno- para facilitarles las operaciones especiales. La puesta a punto y mantenimiento de los Hueys, no irá a costa  del Ayuntamiento, sino que lo pagará su propio Estado Mayor De La Contumacia.

    Aunque no venga a cuento, tengo que decir que, El Pernales era un tipo tanto o más ingenioso que el ínclito Leonardo Da Vinci. Lo que pasa, es que no sabía dibujar tan bien como él, y quizá fuera este el motivo por el cual le rechazaron su proyecto para enderezar la Torre de Pisa.

    Y concluyo mi exposición, con el tema de los aseos. Que si van a ser deambulantes o establos -perdón, quiero decir, estables- y según palabras textuales de los responsables del proyecto, nos han confirmado: “que nos van a poner aseos como Dios manda”… pa columpiarnos en la cadena el váter.

    Posdata:

    Se ruega discreción, para que no digan que somos unos pianas y vamos por ahí, pío pío, cantándolo todo.

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