viernes, 11 de mayo de 2012

El Hombre Hueco


Camina a contrapelo
y fue asiduo de noches
de jarana,
no cejó en el anhelo
y a base de derroches
se avellana.
Uno tras otro pasan
los días, las semanas
y los meses,
mas si los años cansan,
pronto verán sus canas
los cipreses.

¡Hombre Hueco, Hombre Hueco! gritan
los insolentes críos
al menguado.
Con mucha saña imitan
sus claros desvaríos
de amargado.
Redobla en su oído el eco
del simple sonsonete
sostenido:
¡Hombre Hueco, yiuju, Hombre Hueco!
¡no contamines y vete!
¿al olvido?


Hueco todo él por dentro
como un viejo tarugo
carcomido.
Sin albur en el centro
ha  estrujado todo el jugo
y no se ha ido.
Qué importa la memoria
si el Hombre Hueco se irá
por derecho
pues no hay escapatoria
pero de aquí partirá
satisfecho.



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