viernes, 11 de octubre de 2019

UNA REBANADA DE ESPACIO TIEMPO



Los adoquines de mi calle
son de arenisca gris.
Cansados de durar,
se quieren ir.
Como si dijéramos, escapar
de la angostura.
Unos asoman, de medio cuerpo a tres cuartos,
y otros, en cuña,
como los dientes de una descuidada dentadura.
La escarpada calle me desanima.
Yo vivo arriba
y anhelo ser poeta
porque no puedo jugar a la pelota.
A ratos y a escondidas,
me fumo un “Bisonte”
y me entrego a la molicie
sentado en el bordillo rodeno de la acera.
Mi madre se da cuenta, y dice,
que las mato callando.
La culpa se me atraganta
y vomito sobre mi karma,
la ignorancia,
hasta que la verdad,
la belleza y la bondad
sean como el agua

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