viernes, 23 de mayo de 2014

SONETO EN MI BEMOL MENOR

Por la mañana, cuando me despierto
y reinicio bajo la protección
de un café y un cigarrillo, reparo
en el archivo donde están las copias

capturadas de mis queridos muertos.
Estáticos, no dicen nada. Soy yo
el que, conmovido, les interpelo:
¿Os debo algo? No quiero ser ingrato.

Vuestro legado hizo que yo os piense,
alargando, por un instante, vuestra
metafísica existencia. Agradezco 

la insistencia con la que deseáis
verme en el horizonte de sucesos;
pero, es que yo... nunca he sido puntual.

1 comentario:

Juanvi dijo...

No pierdas la sana costumbre de llegar tarde, sobre todo a tu propio funeral