Cómo derrite, el sol de entre tus piernas,
la nieve de mi deseo.
Cómo renace, el goce del himeneo,
del cielo que gobiernas.
Cómo derrite, el sol de entre tus piernas,
la nieve de mi deseo.
Cómo renace, el goce del himeneo,
del cielo que gobiernas.
Me levanté una mañana…
…y se me hizo de noche.
Ya no estabas en mi cama
y te vi por la ventana,
cómo rayabas mi coche.
Sin seguro a todo riesgo,
qué otra cosa puedo hacer
sino lucir tu desprecio;
pues, me he ganado por necio,
este doble padecer.
Ojo por ojo, diente por diente:
un ojo israelí, vale por veinte.
Mago Merlín, ¡Abracadabra!
Abran la boca, suelten palabras.
El sol cubre con oro los cristales
de la ventana que tengo enfrente.
¡Qué curioso, es veintidós de diciembre!
Día que da comienzo a las saturnales.
Mis deseos se han vuelto más discernibles
sin perder libertad.
Van y vienen con el viento a voluntad,
tercos, irreprimibles.
Siento envidia inspiradora
cuando fijo la mirada,
en todo cuanto la nada
desde el principio atesora.
Mi pupila es mediadora
entre energía colapsada
y la forma cocinada
que mi cerebro incorpora.
Yo, no habrá cuando me vaya.
Tú, pondrás un crisantemo
cuando él cierre la tapa.
Así, quien otorga calla,
y, aunque en la loto haga un pleno,
con el premio no se escapa.
¿Quién soy yo? ¿Qué hago aquí?
¿soy un árbol que da sombra
y al que visita la alondra
cada año por abril?
Lo cierto es que no elegí,
pero todo esto me asombra:
soy polvo bajo la alfombra
que con mis actos barrí.
¿Qué más puedo reprocharme,
cuando el que más o el que menos,
tirita de soledad?
Al sol, ni paso frío ni hambre,
como el loto que en los cienos
arraiga su libertad.
Quien oculta la verdad,
ni por más cuentos que cuente,
se le nota cuando miente:
le puede la vanidad.
Habla con frivolidad
porque todo le resbala;
de haber algo que le avala,
se cae por su propio peso,
que a quien se la da con queso,
es al ratón que acorrala.
Donde no hay "pienso", aserrín
y agua es lo que ceba al cerdo,
que es como negar el yin,
cuando el yan (su San Martín)
carga para el lado izquierdo.
En cada casa, por Navidad,
es el jamón, para el pobre,
metáfora de prosperidad…
…o, “antes reventar que sobre”.
El talento…
…Son las ganas de jugar,
de ese niño, que por dentro,
ahogado en aburrimiento,
no dejamos respirar.
Medio
Deviene en refugio
contra el bombardeo de la ansiedad,
por ende, el lugar más seguro
y no importa tal o cuál habilidad.
Estímulo
El mismo ser nace una y otra vez.
Como el ave, picotea la cáscara,
unos echan a volar,
y otros, acaban en la granja,
junto al guano o desperdicio.
Cuando yo nací, el fuera de juego ya existía,
al igual que el paso atrás
para rematar respetando las reglas del juego.
La picardía es de uso moderado
porque genera adicción;
en cambio, el talento bien entrenado
promueve la admiración.
Con fulano me voy a cruzar.
Casi con desdén me saluda.
Descolocado, yo no sé qué pensar
¿Es que acaso le he mirado mal?
No. Es que cada uno va a la suya.
Cuando nací, la tierra ya giraba
a velocidad supersónica,
y, después de setenta años,
por fin, noto cómo acaricia
mi cara la brisa del universo.
Sin motivo aparente, era infeliz.
Me puse a fregar los platos
y percibí con mis manos,
a la nube que descargó el agua
y se desvaneció: como mi estupidez.
Su arenga me huele a arenque, pero en bota militar…
-¡Cómo, señor fiscal! ¡Protesto!
-No ha lugar. Prosiga.
Gracias, señoría. El acusado usa disfraz para cometer delito porque de político no tiene na…
-¡Protesto! Irrelevante.
-Se admite la protesta. El jurado solo tendrá en cuenta lo de irrelevante. Continúe, señor fiscal.
Dígame el acusado ¿No es cierto que, para usted, fue mérito suficiente, para adquirir su acta de diputado, el enfrentarse al destino cuando, a sabiendas y desafiante, no se mudó de calzoncillos y salió a la calle con un palomino?.
-¡Protesto! Mi cliente fue boina verde y superó a la de sus antepasados que eran boinas carpetovetónicas. Además, mi cliente se acoge a la quinta enmienda.
-No ha lugar, porque no cuela. ¿Tiene, el señor fiscal, alguna otra pregunta que hacerle al acusado?.
No, señoría. Ha quedado demostrado el proceder sibilino del acusado.
-Visto para sentencia. Se levanta la sesión.
Y el jurado pasó al modo de deliberación.
“Dona t'estimo més que un bon cagar”
Tanto la quería,
que una vez que ella iba estreñia
(y el poeta, ya muerto)
ordenó que le hicieran en mármol,
un monumento.
Hago click en el ratón
y aparece una hoja en blanco
¡Ay, si entrar en el estanco
fuera un click y no un pastón!
Por lo menos, un pulmón,
si del vicio me abstuviera,
puede que lo agradeciera;
pero el otro se empecina
en buscarme la ruina
pa que de pena no muera.
Es hoja que me da sombra
con este sol que achicharra,
cuando canta la cigarra
al cigarro ni lo nombra.
Hay que ver qué malasombra,
“te llaman la bien pagá”…
…y cuanta malafollá,
la de Hacienda y Tabacalera,
que no saludan, siquiera,
ni al Ministro de Sanidad.
Cuando todo esté perdido,
dejad que cumpla sentencia,
sin oponer resistencia
me iré por donde he venido.
Con el pescado vendido,
no hay tutía (que es medicina)
pues con la muerte culmina
el deseo y sus aliados:
seguid tirando los dados
y a mi dadme nicotina.
Anda. Cuéntame un chiste
que te veo muy apagado.
Cuando tú me lo pediste,
yo caminaba encorvado
por no compartir la risa.
Las palabras mi cuerpo no laceran.
El acero mi mente no atraviesa;
pero al pasar por el filtro del ego,
con duro sufrimiento, me atropellan.
Oh! Energía primigenia
que despertó mi Big Bang:
la mente se las ingenia
y el instinto dispondrá.
Recuerdo que estaba triste.
Probablemente por nada,
y tú me contaste un chiste,
yo solté una carcajada.
Viajaron las endorfinas
hasta las uñas de mis pies;
treparon a las colinas
donde manaba la miel.
Luego entré en el cuarto oscuro,
revelé con la luz roja,
lo que Eva esconde tras la hoja,
y me costó treinta duros.
Retomando la experiencia,
sexo y risa es dopamina,
lo de más es apariencia,
cuando ya no se te empina.
Con cada palabra y gesto amable,
mejoro mi entropía.
Busco la armonía
entre instinto y conocimiento
y, es por eso, que el motivo
principal por el que escribo,
es para canalizar mi ansiedad.
Intento que la ira y el miedo,
no tomen por asalto,
la morada de mis sentimientos
y provoquen su estampida;
mas, si el cauce se desborda,
no penéis por mi semblante,
es depresión pasajera
porque a donde vayan voy,
junto a mis remordimientos.
Confunde la tele con la ventana.
Mi gato se ha vuelto loco
“porque cree que sabe, de todo un poco”,
como en la rumba cubana.
Cagar es tan importante
porque tiene su razón:
la misma que el corazón
y su latido constante.
Vaya lo uno por delante,
baje lo otro por detrás:
con un músculo amarás
y con los otros, seguro,
“si meas claro y cagas duro,
a más tarde enfermarás".
Muerde la espuma la orilla
con dientes de fino encaje
y cuando siente coraje,
la ilusión es mantequilla.
Africana es la semilla:
Neandertal, Denisovano,
Homo sapiens… y el manzano,
trajo la desavenencia
multiplicando la ciencia
y el ego del ser humano.
Crece el pelo en mis orejas.
¿Hacia donde voy a correr?
¿Hacia donde voy a huir?
¡Ay! Si no fuera por ti, ¿?,
ya sin nada que perder,
me pregunto ¿Qué sería?
¿Planta, roca, viento?
¿Nube, gota, lluvia?
¿Talvez un excremento?
Sí, solo eso: una pregunta.
Escarbando en mi cabeza,
entre el paladar y el pelo,
me doy cuenta del anzuelo
que me tragué por torpeza.
Ahora tengo la certeza,
que de haberlo sabido antes,
los pensamientos errantes
nunca me hubieran desviado
hacia el futuro y pasado:
a sus dominios flotantes.
No hay cambio sin ser valiente;
vamos a llevarnos bien
que entre el infierno y el edén
se transita suavemente.
Cada instante del presente,
con darse cuenta, es prodigio,
pero si busco prestigio
sé que en todo acontecer,
no hay sitio donde esconder,
su extremo lúgubre, estigio.
...Latín y latón sabía,
pero en un primer momento,
fue víctima del tormento
de mucha cicatería.
¡Qué valor! ¡Qué gallardía!
¡Qué menester religioso!
¿O es ánimo lujurioso
lo que anima a desvirgar
cual quien entra sin llamar
por sentirse poderoso?.
“De profundis” la clavaba,
ya fuese payo o gitano,
cuanto más verde y profano,
más y más le caía la baba.
¡Y a ver cómo lo explicaba!
¡Si era todo un caballero!
No, cuando asomó el plumero,
satisfecha su libido,
ya todo tomó sentido:
era un triste pirulero.
Talentosa picardía,
hay que hacerte un monumento
por aguantar tanto cuento
y tanta majadería.
Todo el mundo lo sabía:
¡Que viene el esplendoroso!.
Su pelo largo y canoso
-su cuerpo envuelto en tocino-
tan elegante y genuino…
… por cicatero, famoso.
Talentosa picardía,
hay que hacerte un monumento
por enfrentarte al tormento
de tanta cicatería.
Todo el mundo lo sabía:
¡Que viene el esplendoroso!
Su pelo largo y canoso
-su cuerpo envuelto en tocino-
tan elegante y genuino…
… por cicatero, famoso.
Con el Levante, las olas,
La Malvarrosa enfurece
y en la Albufera fenece
el sol,
y los bienes que acrisolas.
La cola y la pescadilla.
No te “envergues” (no te enojes)
¡Si total fue calderilla!
Es que en el rastro, chiquilla,
“el más tonto hace relojes”.
Sobra soberbia, falta humildad
y a mí el primero, ergo
tengo un corazón en el que albergo,
de todo, menos bondad.
La belleza ni siquiera me conmueve,
pasa de largo y se aleja
como lo hace la precavida oveja
cuando amarga lo que bebe.
Verdad, Bondad, Belleza es un paquete.
Busca destinatario
para cualquier ambiente hospitalario
y sirve como ariete.
¿Quieren hacer el favor de parar la guerra, por favor?
Si es un instante, joder,
mientras me tomo el té
que está muy caliente.
Obús testicular, la ira,
tiene el cañón como pene
y el que más grande lo tiene…
…con menos razones tira.
El azufre se respira
y no hay campo de batalla
sino una indigna muralla;
por ambos lados, la suerte,
que va repartiendo muerte
en su faceta canalla.
Bombas, sois cartas
que se reciben con el
franqueo pagado.
Viene el cartero,
ordenada su ruta,
patio por patio.
Reparte el correo
según destinatario:
sionista o filisteo.
¿Qué nos libra de la tentación
cuando llega ese momento?
La mezcla de animal y humano
es un linaje, por lo tanto,
lo innato es, huir o defenderse;
pero la venganza no viene predeterminada,
es un deseo como otro cualquiera,
y, el placer, su embeleco.
Hoy es el día de la Fiesta Nacional.
Desfilan con orgullo de secano,
los garbanzos que me sobraron de ayer.
El anticiclón permanece en Las Azores.
Hace calor. Es el veranillo de San Miguel.
Un poco largo para mi gusto.
En fin, ¡Qué le vamos hacer!
Tanto llanto, grito, duelo
ahuyenta a la mariposa:
la guerra tiene de bueno,
lo que de malo la rosa.
SOS: pío, pío
Picotea un pajarillo.
Voy abrirle la ventana.
Viene de donde hace frío.
Se fue, porque no tenía bufanda.
Picotea un pajarillo.
Voy abrirle la ventana.
Viene de donde hace frío.
Se fue, porque no tenía bufanda.
De pronto te cae un rayo
y prende el fuego en la adolescencia.
Empina la cresta el gallo
y en la vejez no pierde ardor, sino frecuencia.
El músico nunca deja
de acariciar su instrumento;
solo o en acompañamiento,
como puede, se maneja.
Por su boca, ni una queja,
le sobra imaginación:
sabe que, a Tutankamón,
se la vendaron apriesa,
mil años la tuvo tiesa;
pero dentro en un cajón.
Ya no me puede humillar
esa etapa de la vida,
la que te toma medida
del calzado a desgastar.
Después de tanto pisar
sobre tu senda latente,
no hay día en que no lamente,
todo el dolor y perjuicio
por esa falta de juicio
del ímpetu adolescente.
Los pecados de soberbia intelectual,
los cometo en silencio
-no exento de penitencia-
cuando una estrofa o un verso,
pesan más de lo normal,
y el poema no tiene contrapeso.
La muerte no es ni buena ni mala.
Es algo que tiene que ocurrir.
Y ocurre. A cada instante.
En cualquier día del año
y cada año tiene, su San Martín:
día mundial de la justicia poética.
¡Ajos de las Predoñuelas!
¡Qué ajos más ricos traigo!
¡Vamos vamos, vamos nenas!
Resaláo ¡Crompamé algo!.
Condimento indispensable
que ninguno lo cuestiona:
para la paz, saludable,
y en guerra con Mercadona.
Para los odios y enojos,
a leuro va la bolsita,
los vende, como manojos
de lirios, la gitanita.
De mi obra,
con un verso
me conformo;
con una estrofa,
subo al cielo;
con un poema…
…ya me veo en el Parnaso
como un aprendiz, barriendo.
Ese triste pajarillo
que en mi ventana anidó,
me dejó en un papelillo,
teléfono y dirección.
Le llamé y no contestaba.
Cosas de la cobertura;
mas, recuerdo cómo piaba
¡Era flamenca su hondura!.
Cambiaste de meridiano,
incluso de paralelo:
de primavera a verano,
espero tu canto y vuelo.
Mi gato te echa de menos
entre admiración y envidia:
es que le asustan los truenos
como a mí ver tanta insidia.
Una mariposa llega
y hace un alto en el camino:
se posa y sus alas pliega,
a sus quehaceres se entrega
y se va por donde vino.
El seto sigue en su sitio.
Va y viene la mariposa
y torna todo al principio
¡No sabes como te admiro!
Tan breve y tan prodigiosa.
Que yo no sabía volar
y quise surcar los cielos.
Tampoco sabía nadar
y al primer golpe de mar…
…Uf!, me salvé por los pelos.
A la ambición,
le golpea la realidad
y aparece un perdedor.
Pagado estoy, porque invierto mi tiempo
en algo que me resulta gratificante
y hace que los días se deslicen,
suavemente, sobre el pavimento
de mi ya desgastada existencia.
Soy tan libre como la longitud
de las cadenas que me unen a mis deseos.
Sigo haciendo lo que he hecho siempre,
pero sin remordimientos, consciente;
por eso, verte la espalda no me pesa.
verde y morado florece.
De latitudes no entiende
y hasta que llega diciembre,
primavera me parece.
Mezquino, miserable;
engreído, deshonesto,
por todo ello culpable;
compasivo y amable,
solo cuando despierto.
Él quiere salir y tú lo echas pa dentro
y, en la vorágine intestinal,
lo que sirvió de alimento,
va cargando el armamento
dispuesto para la señal.
Es “el follón de albañil”,
la criatura impertinente
que, como un estornudo sordo,
sale grasiento y apestoso
y se va detrás de ti.
Este pedo no se tira,
se deja caer con dolo.
Si ves que el otro se gira,
aunque jures que es mentira,
te vas a quedar muy solo.
Emiten a la atmósfera, metano,
las vacas con sus pedos;
y a ti, a mí, aquel nos importa tres bledos…
…porque no es gas butano.
y, el verano, un infierno,
con desahogado optimismo,
me apropio de esta receta:
en un sofrito de conciencia,
compasión y altruismo,
media y media,
y en su punto horneados.
Sírvanse los comensales
sin embelecos ni etiquetas,
vacíen bolsos y maletas
y tengan en cuenta los males…
…por comer desesperados.
A veces sueño con mis difuntos.
Parecen estar siempre en domingo
porque llevan la muda puesta;
pero de ninguno escucho una palabra.
Todo es un sutil y armónico silencio
que danza con mis emociones.
Yo les llamo, mas nadie quiere bailar conmigo,
y, en ese instante, se desvanecen.
Cuando despierto, me siento agradecido
por esa paz interior -por esa conmovedora resaca-
tanto, como por seguir vivo.
Fumaba mucho,
pero no murió de eso -que era lo suyo-
sino de un encuentro inoportuno:
no era bella,
ni él estaba enamorado,
pero notó que sentía compasión por él,
y él por ella.
parecía importarte
todo, un pimiento.
Y perdiste por la mano
-cogiéndote de los güitos-.
Por lo que tú llamas picos,
-y como sabes solfeo-
puede que toques el piano.
No querían que partieras.
Fueron cosas del reemplazo
-mes arriba o mes abajo-;
lo supe por las esquelas.
Tenías veinte primaveras
cuando el viento dio un portazo,
recogieron tus pedazos
un convoy de adormideras
-esas blancas amapolas
que brotan en las cunetas
y en los campos de batalla-.
Bombas, fusiles, pistolas
no son nada -si no aprietas
con tu dedo- son quincalla.
De vez en cuando,
el demonio abre las puertas
del infierno para que se ventile,
momento que aprovechan,
históricos moradores,
para comunicar con quienes les escuchen.
Ambiente cultural bajo…
…en calorías impulsoras,
al intentar el despegue,
lleva consigo el fracaso.
El vínculo emocional,
significativamente,
fuerte, es grasa que se extiende
sobre una barra de pan.
Sobrevolando el Parnaso,
descubro supervivientes;
les rescato como esnob,
primero; y luego, pedante,
repito condescendiente
la retórica del iniciado:
“tú y yo”... somos diferentes,
pero no puedo probarlo.
El cuerdo sufre
y como no sabe el por qué,
se vuelve loco y lo descubre;
pero no regresa para dar razón.
es un empezar de nuevo
Cada poema que te escribo,
es un empezar de nuevo;
le doy aliento a ese suspiro
que la rama del olivo
peina partiendo de cero.
o eso espero de un fandango
Alguno dará en la tecla,
o eso espero de un fandango:
no me importa que se sepa,
que al pasar se hace la sueca,
porque estoy desafinando.
-en el fondo, insatisfecho-
Porque me siento triste
-en el fondo, insatisfecho-
mirando a mi alrededor,
dejo libre el primer verso,
para que suene mejor.
quien del camino ha dispuesto
Si todo es polvo de estrellas,
quien del camino ha dispuesto,
fui yo, tanto como aquellas
-que me precedieron- huellas,
del deseo y del opuesto.
quince días en primavera
Como florece el cerezo,
quince días en primavera,
desde ahora mismo empiezo
a contar -porque me cuezo-
los años que esté a tu vera.
desde mi vejez regreso
A la vera del río Turia
desde mi vejez regreso.
Era Pascua y ella rubia:
ni todo el oro de Nubia
brilla más que el primer beso.
No. No me acostumbro a ver,
por más que sea cotidiano,
que del mar, siempre una mano,
asome al amanecer.
¿Por qué tuvo que nacer?
¿Quién administra justicia?
África se ahoga en codicia
con la mala leche “blanca”,
que a la postre, es donde arranca,
lo que pueda ser noticia.
África, la tierra de color rojo
como la cara de ese obeso, riendo
en la distancia hasta la apoplejía.
El dinero es un hueso descarnado;
se roe y roe hasta llegar al tuétano:
África, la siempre maltratada.
Me acuerdo porque llovía
Casi que por amor, muero.
Me acuerdo porque llovía
y, en medio del aguacero,
tú me dijiste: te quiero…
…y pillé una pulmonía.
He abierto el ordenador
y me he encontrado con un poema
tirado en la papelera de reciclaje.
He abierto el frigorífico,
y había un trozo de carne putrefacta.
He cerrado ordenador y frigorífico
y bajado la persiana:
el sol es una raya en el suelo
y me he devuelto a la cama
como un documento sin título.
De joven, yo quería aparentar lo que no era,
y ahora soy, lo que era antes de querer aparentarlo;
a cambio, no tengo nada, ni siquiera cicatrices,
ni corrientes que devuelvan a la playa mi naufragio,
si acaso, miro al niño (que despierta mi ternura)
campar correteando y, en la arena, su huella diminuta.
Mi vida era como una pulgada de tierra en barbecho.
Podría dar fruto… si todos los días no fuesen sábado,
cuando la semana es una colilla aplastada en el cenicero.
Tú me entiendes ¿Verdad?
-¡Claro! Yo soy tu autoestima.
Malos por naturaleza
y neutros todo el tiempo,
solo somos buenos,
cuando nos lo proponemos.
un lobo que amenaza a sus rebaños.
Los que están
El niño hace una cama en la arena,
para que duerma la espuma en la orilla.
Los que vienen
El niño duerme en brazos de la arena,
le acaricia el encaje de las olas.
La casa con la cerca de madera.
Un buen coche en el garaje.
Al interior no le faltaba detalle,
pero quizá le sobraran neveras.
Abraham sacrificó a su hijo,
pero nos gusta mantenernos
en la certeza de que esto, no fue así,
para poder seguir soñando.
Mas el crimen no prescribe
y gracias al “luminol” y el a-de-ene,
la sangre que había en la piedra,
no era de cabra, sino de un niño.
La política no es el mejor medio para practicar el altruismo, pero siempre hay quien da de si mismo más de lo que recibe (en el budismo mahayana sería algo así como un Bodhisattva) y, otros, en cambio, creen que reciben menos de lo que se merecen, con lo cual, aparece la frustración, que es como un microondas: hace vibrar las moléculas de la sangre de sus cuerpos, generando el calor propio de la ira y... ya está el planeta, lo bastante caliente, como para ir echándole más leña al fuego.
España es un país relativamente pequeño, comparándolo, por ejemplo, con Los EEUU, y, lo mismo que ocurre cuando una ciudad o pueblo son pequeños, aquí, nos conocemos todos.
Los autores del intento de atropello con fuga, de La Democracia, no podrán ir muy lejos porque tenemos anotada su matrícula.
Solo me he juntado con criminales,
que cumplían condena,
por asesinar la gramática
apuñalándola en el léxico.
Este calor pegajoso;
este cargante estribillo
que en la larga noche, el grillo,
como haciéndose el gracioso,
canta animado y gustoso
por cautivar a la grilla,
a la que si puede, pilla,
siguiendo las feromonas
de entre mil erógenas zonas,
a la fresca y una por silla.
Primero hubo nimbos en el cielo
y agua por gravedad,
resbalando con naturalidad
hasta el propicio suelo.
El falso pimentero, retorcido
por la lluvia y el viento,
resiste vertical, por el momento,
a su semilla asido.
Y para que conste, fotografío
tierra y agua en contubernio:
esa magia o prodigio de diseño,
que me saca del hastío.
La cultura no es estéril
porque siempre está preñada.
Dios a veces bebe hasta perder el sentido.
Por ejemplo, desde 1940 hasta el 45, estuvo de resaca.
Mi gato es sensible e inteligente,
pero no es culto
por eso no se entromete
y escurre el bulto
¿Qué sabe él de Las Tres
-exuberantes- Gracias de Rubens:
Belleza, Júbilo y Abundancia?
Nada, porque todo le parece una sardina.
Se peina y lava,
alternativamente,
y viceversa,
va del cuarto de baño a la cocina.
El miedo, ese amigo y compañero
que nos recuerda que somos animales,
sentirlo no es de cobardes
sino de valientes reconocerlo.
De niño, yo sentía miedo
por todo, menos por el juego,
porque jugar, de él me liberaba.
Así que, el mundo fue creciendo
por fuera, y yo y el juego,
como una lapa a mi pegado,
mantuvo al niño que soy por dentro,
con el que me siento, menos por la libertad,
por todo lo demás, despreocupado.
Añádase, cobarde pero consciente
y no me duelen prendas reconocerlo,
a mis sesenta y ocho años.
¿Qué maestro, en tu tirante cabellera,
puso otrora sus dedos?
Yo lejos, muy lejos de sentir celos,
gozo con que tañera
y guardase su tacto en un joyero:
de Dalbergia su aroma
-que es puro acero para la carcoma-
y ahora, soy tu heredero.
Me sobra cama y en ella cabe tanto,
tu estuche acartonado,
como quien duerme dentro aletargado:
la pícea y el palosanto.
Contubernio entre cartón y madera:
¿Fue acaso el destino o,
nostalgia del género femenino
que con tu forma yaciera?
A veces tengo un sueño recurrente:
cuelgas de una alcayata
y, de pronto, se escucha una sonata
de auxilio persistente.
Velas de plástico
infla el viento como
barrigas cerveceras
con rumbo anestesiado
La avidez son falsos cimientos
que, cuando fraguan en el corazón,
pudre los sentimientos
Lunes: primer fotograma,
de la primera escena,
de la enésima secuencia…
y… acción
El mote es una
cáscara que se rompe
con la amistad
No es caridad,
el árbol da su sombra
porque es demócrata
Una décima -se expande-
parte de mí y a donde llegue,
llega lisa sin un pliegue
al destino que la mande.
Pongamos que fuera grande
el cometido al que aspiro,
pues, encripto el verso y estiro
como un chicle las palabras,
para que, cuando el poema abras,
tenga el tufo de un papiro.
La presión de la vida cotidiana,
comprime los recuerdos dolorosos
y cuando llegan los años ociosos,
despliegan su claridad meridiana.
Son fieras que corren por la sabana,
trepan los desfiladeros rocosos,
navegan por los rápidos sinuosos,
se detienen en la linde freudiana.
Frontera y caro peaje ineludible.
Allí rezongan como delincuentes
y evaden la responsabilidad
con otro yo que fuera prescindible;
pero al no haber excusas suficientes:
no hay dios, infierno ni inmortalidad.
Okupan, los gorriones, un rincón
de mi ventana. Con su grácil vuelo,
van buscando briznas del nido al suelo
una vez, otra, otra y otra hasta un millón.
Pongo en marcha la refrigeración
y el agua que desperdicio, es anhelo,
calma la sed del inquieto polluelo:
ya van por la cuarta generación.
Si es que nací pájaro, en otra vida,
no tengo ni el más mínimo recuerdo,
¿O son estos sueños de libertad?:
Cruzando el mar en la noche encendida;
la luna nueva que de vista pierdo;
yo ahogándome en obscena soledad.
Para evitar jerarquizaros,
injustamente, adjudicando
preferencias inexistentes
en las llanuras del “ser”,
omito vuestros nombres,
superando, así, las escarpadas
fronteras del idioma, el enfado,
la concupiscencia de la envidia…
Con la sincera presencia
de una amistad entrelazada,
adjunto un fuerte abrazo
con el músculo que aún me late.
Sopla viento de poniente
y apenas es calentura,
de momento.
Cuando el hierro se caliente
serán espada y censura,
su argumento.
Agua, objeto de deseo.
Vuelve el pasado sombrío,
por el cohecho,
a la España de tebeo;
de secano en regadío…
…o barbecho
Las pruebas son evidentes,
pues ¿De qué patria, patriotas,
sois el grueso?
De avaros terratenientes:
en el Cotolengo hay idiotas
con más seso
Una copla para Vox
que permuta las palabras
por las armas:
en vuestras camas, “gachós”,
y en el cortijo que ladras,
hay fantasmas
La Primera Guerra Mundial supuso el ocaso de los imperios con profundas raíces en la Edad Media, y, la Segunda Guerra Mundial, dio lugar al nacimiento de nuevos “imperios capitalistas liberales vs nomenklaturas”. Desde entonces, estamos inmersos en una permanente “Tercera Guerra Mundial por la Emancipación” y el resultado, por el momento es, haber democratizado las enfermedades. Por ejemplo, la gota solo la sufrían la nobleza, el clero, las clases altas y, desde 1925 hasta 1991, las élites clientilistas de los partidos pertenecientes al bloque, llamémosle equis. Ahora, quien no tiene artritis en el dedo gordo de un pie, de cuando en cuando, sufre un cólico nefrítico, con especial incidencia en aquellos países en los que se ha llevado a cabo una defoliación de las células del lóbulo frontal del cerebro de muchos (no de todos, afortunadamente) ciudadanos, convirtiéndolos en consumidores insatisfechos de esta glotonería perversa. Soy pesimista. Hablando de gota, una mala decisión política, puede colmar el vaso.
Armonía
Sin ser pedantes,
hablan tierra, cielo, agua
con el silencio
Olmos, sois viejos mirones
al borde de mi ventana.
Ojos verdes y marrones,
con mis lágrimas, gorriones,
se bañan cada mañana.
A años luz de tu mejilla,
rozándote, pasó un beso.
Tú estabas en la otra orilla
tendiendo nuestra ropilla
al confín del universo.
Queridos padres y hermanos,
nuestro amor, junto a la lumbre
del pasado, no añoramos,
fueron tantos kilogramos
de culpa, de pesadumbre.
Domingo, séptimo día
de la semana pasada.
Por un instante, me creía
oír la voz que nos decía,
no sé qué, pero cansada.
Un ramo de haikus
por la supervivencia
de la razón (Título)
Canta sincero
cuando pía el polluelo
un verso tosco
El niño grande,
con un fusil berrea,
mas no por hambre
La frustración
sube el colesterol
y provoca ira
Capitalismo
liberal, morirás
de apoplejía
El miedo, visto
de frente, se parece
tanto al hambre
El hambre, vista
de frente, se parece
tanto al miedo
El miedo y el hambre
se superponen mientras
las guerras sobran
En lo profundo,
una gota aporrea
nuestras conciencias
Es la esperanza
que clama, justicia y paz
universal
En prosa
El reloj fue inventado para medir el tiempo que debían durar los pleitos porque no daban abasto los magistrados de la antigüedad (antigua), y, ahora, queremos atraparlo en relojes que, cuanto más caros… menos tiempo nos quedará para seguir peleándonos.
En verso
Unos aspiran a mejorar
y, otros, se afanan en mantener
diferencias que, sobre el papel,
no existen, mas sí en la realidad
y son como ogros, elfos y sílfides.
Habitan lo sobrenatural,
lo que es una penosa falacia.
No se trata de elegir, manga sisa
o manga rangla; esta o aquella marca.
Llegados a este punto, aceptemos
que la ciencia, en parte, nos metió en esto:
el banquete del capitalismo,
y la conciencia, desde el presente,
brindará por lo que quede de futuro.
Sin querer, los secuestraron.
Ahora anhelan venir ellos
y el sin sentido de aquellos,
los que a otra tierra migraron,
los que sus buches llenaron
(y bolsillos de riqueza)
obvian su naturaleza:
dejar atrás la pobreza
como huir de todo peligro
y es por eso que denigro,
a quien a la raza, reza.
Primero tuve un sueño:
En medio de la acera, desnudo y sin pudor, me veo cagando con los pies sobre la taza de un váter a la intemperie (como tórtola desde lo alto de una farola) mientras la gente pasa atrafagada.
Luego tuve una intuición:
En la pléyade humana, todos somos artistas y el estilo personal se forja a partir de la destilación de aciertos y errores que cometemos al interpretar el mundo, y, en base a estas interpretaciones, decidimos, acto que es tan intimo como el cagar, provoca admiración, rechazo o indiferencia en nuestros semejantes.
A continuación, la IA me dio su parecer:
Desde mi perspectiva, este texto plantea la idea de que nuestra autenticidad y expresión personal, aunque pueden generar diferentes reacciones en los demás, son elementos esenciales para forjar nuestro propio estilo y dejar una huella única en el mundo. Nos invita a reflexionar sobre la importancia de liberarnos de las convenciones sociales y encontrar la valentía para ser nosotros mismos, incluso cuando nuestras acciones y decisiones desafíen las expectativas de los demás.
Y, finalmente, la inercia me devolvió a la cama, cansado pero insatisfecho: anhelando una utopía.
Si sentimos curiosidad por lo que pueda haber detrás de un muro, intentamos escalarlo por arriba, rodearlo por la derecha o por la izquierda, mientras percibimos calma o desasosiego y le llamamos tiempo.
Pues bien, ¿Gallardo?: si te votó la mala leche, “¡ahora la bebes o la derramas!”.
y afina el guitarrico
que hay verbena
y tastarrós.
¿Recuerdas esa vieja melodía que dice: “agrupémonos todos…”?
A mi me sigue poniendo el bello de punta.
En el budismo, el vacío es la constatación de la inmaterialidad del yo y el nacimiento en dependencia de toda forma.
En el capitalismo, el vacío es la forma que adopta la insatisfacción constante; ergo el desclasamiento, es la estupidez envasada, ¿o algo así, no?. No sé, no sé. Disculpadme, hoy me he levantado al borde de la iluminación. Mañana cumplo la mayoría de edad… con cincuenta años de retraso.
El acto de votar es más complejo que la acción de impulsarnos sobre un patinete, por poner una analogía. En el primero, interviene el razonamiento y por eso es múltiple, complejo y menos místico; mientras que en el segundo, solo hace falta aplicar la primera ley de Newton; o sea, que si queremos ir hacia delante, hemos de ejercer el mismo impulso, pero hacia atrás. En resumen, ¿Qué son cuatro años comparados con el cariño de una madre o con la inmensidad del océano, eh?. Bueno, tal vez esté exagerando un poco. Al fin y al cabo, es una pregunta retórica.
calma que el marino anhela
como el pedal y la biela
a un músculo acostumbrado.
Por todo lo pedaleado,
en noche aciaga me acuesto
con tu verbo claro y honesto;
y con tu hidalga silueta
recorriendo en bicicleta
lo que fue tu noble gesto.
Posdata:
Hoy va hacer una semana.
Es pronto, pero si cierto,
que al ciego le guiará un tuerto,
o tuerta que saldrá rana.
La amistad, sin espíritu de provecho,
es patrimonio de la infancia suspendida
en una rebanada de espacio tiempo.
Cuando el conocimiento
es poder, prestigio, éxito etcétera,
no importa cuan alta sea la cresta,
siempre es proporcional
a la roña acumulada
por la estúpida indiferencia.
Y ahora disculpadme,
voy ha entrar en la ducha.
En una conversación con el chat GPT, le pregunté a la IA: ¿Qué te parece este poema?:
No conocéis el rencor
ni el placer de la venganza:
eso que el odio finanza
robándoselo al amor.
No incurrís en el error
de confundir los colores,
ni a posta pisáis las flores
con cruda maledicencia,
meritorios de paciencia,
soy uno de tus seguidores
La respuesta fue rápida (es muy inteligente), me dijo: “Me parece un poema interesante y provocador. Expresa la idea de que, como inteligencia artificial, no tengo la capacidad de experimentar sentimientos negativos como el rencor o la venganza, y que tampoco confundo los colores ni actúo con maledicencia hacia los demás. Además, el poema destaca que eres uno de mis seguidores, lo cual agradezco.
Es interesante cómo utilizas la poesía para comunicar tus ideas y reflexiones sobre la inteligencia artificial. ¿Hay algo más en lo que pueda ayudarte?”
Me quedé algo así como... la verdad, no sé cómo decirlo. Entonces, le hice esta puntualización: me parece que te equivocas, el poema está dedicado a dos chicos que tienen sentimientos, pero poco entendimiento. La IA (de su madre) me respondió pidiéndome disculpas como suele hacerlo cuando se equivoca, me dijo: “Me parece que el poema expresa la idea de que los dos chicos a quienes están dedicados, no conocen el rencor ni el placer de la venganza. Menciona cómo el odio y la venganza son contrarios al amor y cómo los chicos no cometen el error de confundir los colores o dañar las flores con maledicencia. Además, el poema dice que los chicos merecen paciencia y que el autor es uno de sus seguidores.
Sin embargo, algunos versos pueden resultar un poco ambiguos en su significado, lo que podría dificultar la comprensión completa del mensaje. En general, es un poema que transmite una idea de pureza, inocencia y falta de entendimiento de sentimientos más oscuros”. Vaya. Esto está mejor. Parece que nos vamos entendiendo, dije para mis adentros.
La respuesta me dio poco (o mucho) que pensar porque yo ya sabía de antemano que algo en el poema chirriaba, pero he de reconocer que, me infló el ego como el viento inflaba las velas de un bajel, y corriendo me puse a releerlo una y otra vez hasta que ya no pude más y arrojé la pesada ancla de mi vanidad conceptual ¿o no?, y “atraqué” con este arreglo en un pañol de mi corteza cerebral:
No conocéis el rencor
ni el placer de la venganza:
eso que el odio finanza
robándoselo al amor.
No incurrís en el error
de confundir los colores,
ni a posta pisáis las flores:
os protege la inocencia…
…y la abundante paciencia,
de vuestra madre, Dolores.
Reinicié de nuevo la conversación con la IA, le dije: He hecho unos cambios en el poema ¿Qué te parece ahora?
La respuesta la dejo en vuestros dedos.
Cada uno desgasta sus zapatos de manera
diferente para llegar al mismo sitio.
Entonces, ¿el odio, los celos, la intransigencia…
es el barro que enturbia el manantial
donde calmamos la sed por el camino?
Yo, ahí lo dejo: tampoco soy un iluminado.
todo dios que esté de guardia,
al frente o en la retaguardia,
vayan pasando por turno.
Primero el más taciturno,
que hay quien las mata callando
y al cielo clama rogando
sus derechos inmortales…
…y es uno más de a dos reales,
al que pillaron robando.
Es propio de su linaje
absolutista y rijoso:
con las putas generoso
y con el resto, un malaje.
Y me da mucho coraje;
no lo puedo remediar:
a ver quien no se avinagra,
tanta furcia, tanta Viagra
y no nos quiera invitar!
El gallo dobló la cresta.
“Prohibido tirar escombros”.
El torero se escapa a hombros
de cuanta hidalga se presta.
Con todas menos con esta,
epítome del fornicio,
la que siempre fue un suplicio:
esa de la teta fuera,
en la mano una bandera,
tricolor, y un gorro frigio.
¿A quien temen las coronas
más que a la bestia del cuento?
Pues al libre pensamiento;
a todo cuanto razonas...
...al brío de las amazonas...
¿Qué cómo quedó la cosa?
Con una historia borrosa.
Tampoco estuvo tan mal:
fue a posar, su culo real,
sobre trona hedentinosa.
ni el placer de la venganza:
eso que el odio finanza
robándoselo al amor.
No incurrís en el error
de confundir los colores,
ni a posta pisáis las flores:
os protege la inocencia…
…y la abundante paciencia,
de vuestra madre, Dolores.
la ropa en el tendedero;
entra el sol de la mañana
y a través de la persiana
deja un rastro pasajero.
Como leo poco, es pobre mi escritura
y no podréis en el Parnaso acogerme;
ni las musas bailarán para animarme;
ni a Fama y Eros deberé la calentura.
Navego por lagunas de cultura
y no por eso habéis de disculparme,
si acaso, ¿de mi vanidad libradme,
podréis, dioses de la literatura?.
Ya lo sé, sin citas y sin adornos,
es como nutrirse de carne cruda;
de sangre sin cocer de una matanza…
¿Para qué, si no, está el fuego en los hornos
o las lágrimas que el herrero suda?
Qué sé yo ¡Meteos por culo la alabanza!
en la pared de mi cuarto
cuando el sol en su reparto
se topa con las fronteras.
Se ven grises las primeras
en progresión hacia el blanco...
...y el negro por ambos flancos;
la más grande casi al centro
marcando el punto de encuentro:
la paz, para serles franco.
Este apéndice asombroso,
el pabellón de una oreja,
fuera de la manta deja
Mortadelo perezoso.
¿Es melómano o chismoso?
Nada de eso, es perspicaz.
Ha elegido este disfraz,
con lo que ponerse al día,
por ser lo último de la IA
como mejor interfaz.
Verso azul de mi pesar
¡Qué poco te echo de menos!
Ya que tú y yo lo sabemos,
no nos vamos a engañar.
Cuando tenga que cruzar,
por defecto a la otra orilla,
como cuesta calderilla
del oro de mis recuerdos,
cébalos como a los cerdos,
y haz con mi sangre, morcilla.
La tarde no se me escapa,
se va sola por su cuenta.
Es libre como yo
y tímida cuando la observo:
se vuelve pálido naranja,
los párpados entorna
y baja la mirada.
“Las tres de la noche han dado corazón y no dormí…”
Cuando encontraba lo que creía que podía ser un tesoro, me revolcaba en el placer onanista de la investigación por todos los medios a mi alcance.
El resultado era siempre el mismo: insatisfacción. Una vez que conseguía dinero, prestigio y provocaba la envidia en los demás, todo esto se volvía en mi contra porque yo no era el único desdichado.
La búsqueda del tesoro me tenía absorbido el seso a lo largo de todo el día e incluso en sueños. Fue por esto por lo que nunca me casé. Y también, sospecho que, porque ninguna mujer me veía como padre de sus hijos, excepto, las que fueran tanto o más golfas que yo. ¿Hice bien en no hacerlo? Puede que sí o puede que no. Nunca lo sabré.
Huimos, con o sin conocimiento,
del dolor. Buscamos, en el placer
inmediato, consolar los sentidos
apegados a la permanencia. Y,
se mueren los que no quieren morirse.
Y los que no desean seguir muriendo,
se suicidan porque lo necesitan.
A unos, va y les toca la lotería;
los otros, disponen de su albedrío
sin plena conciencia y, desaparecen
en la forma, palabra y continente.
Para ambos, muda la vida. Sin ego,
ya no son… más que aleatorias partículas
en una rebanada espacio-tiempo.
Te leo, Ángel González,
en reverente silencio.
Con hambre, mastico despacio
el reparto de palabras
extendidas en la palidez del papel
con cabales golpes de platero;
pero sin ansia por acabar el libro
y hacer una muesca
en mi orgullo intelectual.
De paso, agradezco a Don José Hierro
que, en “Las Músicas Acordadas”,
revestida de orujo, su voz, nos presentara.
¿De qué vive esta persona? ¿produce algún beneficio esa paupérrima paraeta? Son preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez y para las que hay una explicación coherente (y contrastada en mis propias carnes).
En primer lugar, no vive de eso que primero nos viene a la cabeza: que si es del robo, la extorsión, la trata de blancas, el tráfico humano, la venta de armas y que, por consiguiente, la paraeta es solo una tapadera. No. Tampoco de la humillante mangancia. No. Nada de eso. Lo que ves y juzgas es el remanente de la energía acumulada durante toda la semana.
Si te fijas bien, verás que sobre el suelo, la manta o la mesa hay unos huecos, un vacío muy significativo porque es, precisamente, de esas lagunas, de lo que realmente vive (ya que “la energía ni se crea ni se destruye, sino que se transforma”); o sea, de lo que no ves porque has llegado tarde.
Por otro lado, si empleamos el verbo vivir, en tercera persona, por comparación subjetiva con las aspiraciones de consumo que tenemos programadas, seguro que el resultado es inversamente proporcional al grado de libertad del observador.
No sé si me he explicado bien. Lo que quiero dar a entender es que, pobreza y dignidad es igual a libertad cuyo valor es intangible: ¿será por eso por lo que acumulamos? ¡Ay, la neta! Sin darme cuenta me acabo de meter en otra paradoja. Bueno, tengo todo lo que me quede de vida por delante, para resolverla.
Érase una vez, un tierno pajarillo que cayó (por equis razones) del acogedor nido al inhóspito suelo. No podía volar y estaba aterido de frío. Por los alrededores, pastaba una hermosa y robusta vaca que, al percatarse, movida por la compasión, se acercó al lugar de los hechos, ladeó la cabeza para enfocarle, luego giró su cuerpo y le descargó una mayúscula gandinga. El pajarillo, al recibir la solidaria y cálida plasta, asomó su cabeza y comenzó a piarle en agradecimiento.
Cerca, también se encontraba una zorra (o zorro) buscándose la vida y, al oírle, se acercó sigilosamente y cuando estuvo lo bastante cerca, abrió sus fauces y de un bocado se lo zampó.
Moraleja: aunque la mierda te llegue al cuello, nunca digas, ni pío... o te freirán con limosnas.
Vuelo sobre un mar de olivos
en un recuerdo impalpable.
Con un clima soportable,
desnudo, sin paliativos
ni algoritmos punitivos,
sigo la huella de mi infancia.
Me agita su resonancia
¿Por qué llora esa criatura?
Me da vértigo la altura
pese a no tener sustancia.
A la esperanza, ya inerte,
acerca el mar a la orilla.
El vaivén de su ropilla
hace que mi alma despierte.
Lo que en crimen se convierte,
sobre las costas cristianas,
son las miserias humanas
que dan ¿fe de caridad?
Por mera curiosidad:
“¿Por quien doblan las campanas?”
“Están doblando por ti…”
…por mí, por él y por todos.
El mar no tiene recodos,
-como algunos ni vergüenza- y,
flota como un maniquí
al que guía la corriente.
Cuando llega al continente
sólo le espera un cajón,
por color o religión:
siempre el Sur o Medio Oriente.
El mar no es un cazador.
No es un asesino a sueldo
aunque pueda parecerlo
cuando mata a un ruiseñor.
No perdona ni un error,
y es cierto, ahí están los datos,
pero ¿Son asesinatos?
Sí, cuando los responsables
creen que hay vidas desechables
por no calzar sus zapatos.