Algo así como yo y el otro, es mentira.
Cada uno desgasta sus zapatos de manera
diferente para llegar al mismo sitio.
Entonces, ¿el odio, los celos, la intransigencia…
es el barro que enturbia el manantial
donde calmamos la sed por el camino?
Yo, ahí lo dejo: tampoco soy un iluminado.
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