...Latín y latón sabía,
pero en un primer momento,
fue víctima del tormento
de mucha cicatería.
¡Qué valor! ¡Qué gallardía!
¡Qué menester religioso!
¿O es ánimo lujurioso
lo que anima a desvirgar
cual quien entra sin llamar
por sentirse poderoso?.
“De profundis” la clavaba,
ya fuese payo o gitano,
cuanto más verde y profano,
más y más le caía la baba.
¡Y a ver cómo lo explicaba!
¡Si era todo un caballero!
No, cuando asomó el plumero,
satisfecha su libido,
ya todo tomó sentido:
era un triste pirulero.
Talentosa picardía,
hay que hacerte un monumento
por aguantar tanto cuento
y tanta majadería.
Todo el mundo lo sabía:
¡Que viene el esplendoroso!.
Su pelo largo y canoso
-su cuerpo envuelto en tocino-
tan elegante y genuino…
… por cicatero, famoso.
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