Verso azul de mi pesar
¡Qué poco te echo de menos!
Ya que tú y yo lo sabemos,
no nos vamos a engañar.
Cuando tenga que cruzar,
por defecto a la otra orilla,
como cuesta calderilla
del oro de mis recuerdos,
cébalos como a los cerdos,
y haz con mi sangre, morcilla.
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