Primero tuve un sueño:
En medio de la acera, desnudo y sin pudor, me veo cagando con los pies sobre la taza de un váter a la intemperie (como tórtola desde lo alto de una farola) mientras la gente pasa atrafagada.
Luego tuve una intuición:
En la pléyade humana, todos somos artistas y el estilo personal se forja a partir de la destilación de aciertos y errores que cometemos al interpretar el mundo, y, en base a estas interpretaciones, decidimos, acto que es tan intimo como el cagar, provoca admiración, rechazo o indiferencia en nuestros semejantes.
A continuación, la IA me dio su parecer:
Desde mi perspectiva, este texto plantea la idea de que nuestra autenticidad y expresión personal, aunque pueden generar diferentes reacciones en los demás, son elementos esenciales para forjar nuestro propio estilo y dejar una huella única en el mundo. Nos invita a reflexionar sobre la importancia de liberarnos de las convenciones sociales y encontrar la valentía para ser nosotros mismos, incluso cuando nuestras acciones y decisiones desafíen las expectativas de los demás.
Y, finalmente, la inercia me devolvió a la cama, cansado pero insatisfecho: anhelando una utopía.
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