Mi vida era como una pulgada de tierra en barbecho.
Podría dar fruto… si todos los días no fuesen sábado,
cuando la semana es una colilla aplastada en el cenicero.
Tú me entiendes ¿Verdad?
-¡Claro! Yo soy tu autoestima.
Mi vida era como una pulgada de tierra en barbecho.
Podría dar fruto… si todos los días no fuesen sábado,
cuando la semana es una colilla aplastada en el cenicero.
Tú me entiendes ¿Verdad?
-¡Claro! Yo soy tu autoestima.
Malos por naturaleza
y neutros todo el tiempo,
solo somos buenos,
cuando nos lo proponemos.
un lobo que amenaza a sus rebaños.
Los que están
El niño hace una cama en la arena,
para que duerma la espuma en la orilla.
Los que vienen
El niño duerme en brazos de la arena,
le acaricia el encaje de las olas.
La casa con la cerca de madera.
Un buen coche en el garaje.
Al interior no le faltaba detalle,
pero quizá le sobraran neveras.
Abraham sacrificó a su hijo,
pero nos gusta mantenernos
en la certeza de que esto, no fue así,
para poder seguir soñando.
Mas el crimen no prescribe
y gracias al “luminol” y el a-de-ene,
la sangre que había en la piedra,
no era de cabra, sino de un niño.
La política no es el mejor medio para practicar el altruismo, pero siempre hay quien da de si mismo más de lo que recibe (en el budismo mahayana sería algo así como un Bodhisattva) y, otros, en cambio, creen que reciben menos de lo que se merecen, con lo cual, aparece la frustración, que es como un microondas: hace vibrar las moléculas de la sangre de sus cuerpos, generando el calor propio de la ira y... ya está el planeta, lo bastante caliente, como para ir echándole más leña al fuego.
España es un país relativamente pequeño, comparándolo, por ejemplo, con Los EEUU, y, lo mismo que ocurre cuando una ciudad o pueblo son pequeños, aquí, nos conocemos todos.
Los autores del intento de atropello con fuga, de La Democracia, no podrán ir muy lejos porque tenemos anotada su matrícula.
Solo me he juntado con criminales,
que cumplían condena,
por asesinar la gramática
apuñalándola en el léxico.
Este calor pegajoso;
este cargante estribillo
que en la larga noche, el grillo,
como haciéndose el gracioso,
canta animado y gustoso
por cautivar a la grilla,
a la que si puede, pilla,
siguiendo las feromonas
de entre mil erógenas zonas,
a la fresca y una por silla.
Primero hubo nimbos en el cielo
y agua por gravedad,
resbalando con naturalidad
hasta el propicio suelo.
El falso pimentero, retorcido
por la lluvia y el viento,
resiste vertical, por el momento,
a su semilla asido.
Y para que conste, fotografío
tierra y agua en contubernio:
esa magia o prodigio de diseño,
que me saca del hastío.
La cultura no es estéril
porque siempre está preñada.
Dios a veces bebe hasta perder el sentido.
Por ejemplo, desde 1940 hasta el 45, estuvo de resaca.
Mi gato es sensible e inteligente,
pero no es culto
por eso no se entromete
y escurre el bulto
¿Qué sabe él de Las Tres
-exuberantes- Gracias de Rubens:
Belleza, Júbilo y Abundancia?
Nada, porque todo le parece una sardina.
Se peina y lava,
alternativamente,
y viceversa,
va del cuarto de baño a la cocina.
El miedo, ese amigo y compañero
que nos recuerda que somos animales,
sentirlo no es de cobardes
sino de valientes reconocerlo.
De niño, yo sentía miedo
por todo, menos por el juego,
porque jugar, de él me liberaba.
Así que, el mundo fue creciendo
por fuera, y yo y el juego,
como una lapa a mi pegado,
mantuvo al niño que soy por dentro,
con el que me siento, menos por la libertad,
por todo lo demás, despreocupado.
Añádase, cobarde pero consciente
y no me duelen prendas reconocerlo,
a mis sesenta y ocho años.
¿Qué maestro, en tu tirante cabellera,
puso otrora sus dedos?
Yo lejos, muy lejos de sentir celos,
gozo con que tañera
y guardase su tacto en un joyero:
de Dalbergia su aroma
-que es puro acero para la carcoma-
y ahora, soy tu heredero.
Me sobra cama y en ella cabe tanto,
tu estuche acartonado,
como quien duerme dentro aletargado:
la pícea y el palosanto.
Contubernio entre cartón y madera:
¿Fue acaso el destino o,
nostalgia del género femenino
que con tu forma yaciera?
A veces tengo un sueño recurrente:
cuelgas de una alcayata
y, de pronto, se escucha una sonata
de auxilio persistente.
Velas de plástico
infla el viento como
barrigas cerveceras
con rumbo anestesiado
La avidez son falsos cimientos
que, cuando fraguan en el corazón,
pudre los sentimientos
Lunes: primer fotograma,
de la primera escena,
de la enésima secuencia…
y… acción
El mote es una
cáscara que se rompe
con la amistad
No es caridad,
el árbol da su sombra
porque es demócrata
Una décima -se expande-
parte de mí y a donde llegue,
llega lisa sin un pliegue
al destino que la mande.
Pongamos que fuera grande
el cometido al que aspiro,
pues, encripto el verso y estiro
como un chicle las palabras,
para que, cuando el poema abras,
tenga el tufo de un papiro.
La presión de la vida cotidiana,
comprime los recuerdos dolorosos
y cuando llegan los años ociosos,
despliegan su claridad meridiana.
Son fieras que corren por la sabana,
trepan los desfiladeros rocosos,
navegan por los rápidos sinuosos,
se detienen en la linde freudiana.
Frontera y caro peaje ineludible.
Allí rezongan como delincuentes
y evaden la responsabilidad
con otro yo que fuera prescindible;
pero al no haber excusas suficientes:
no hay dios, infierno ni inmortalidad.
Okupan, los gorriones, un rincón
de mi ventana. Con su grácil vuelo,
van buscando briznas del nido al suelo
una vez, otra, otra y otra hasta un millón.
Pongo en marcha la refrigeración
y el agua que desperdicio, es anhelo,
calma la sed del inquieto polluelo:
ya van por la cuarta generación.
Si es que nací pájaro, en otra vida,
no tengo ni el más mínimo recuerdo,
¿O son estos sueños de libertad?:
Cruzando el mar en la noche encendida;
la luna nueva que de vista pierdo;
yo ahogándome en obscena soledad.
Para evitar jerarquizaros,
injustamente, adjudicando
preferencias inexistentes
en las llanuras del “ser”,
omito vuestros nombres,
superando, así, las escarpadas
fronteras del idioma, el enfado,
la concupiscencia de la envidia…
Con la sincera presencia
de una amistad entrelazada,
adjunto un fuerte abrazo
con el músculo que aún me late.
Sopla viento de poniente
y apenas es calentura,
de momento.
Cuando el hierro se caliente
serán espada y censura,
su argumento.
Agua, objeto de deseo.
Vuelve el pasado sombrío,
por el cohecho,
a la España de tebeo;
de secano en regadío…
…o barbecho
Las pruebas son evidentes,
pues ¿De qué patria, patriotas,
sois el grueso?
De avaros terratenientes:
en el Cotolengo hay idiotas
con más seso
Una copla para Vox
que permuta las palabras
por las armas:
en vuestras camas, “gachós”,
y en el cortijo que ladras,
hay fantasmas