Están los sueños
repletos de deseos;
dormidos vamos
por la calle: un
contenedor de anhelos
sin reciclar.
Un loto escojan,
si un cojo entra en el lote,
pues, disimulen;
miren de lado,
lo tiran, y especulen
limpio de lodo.
Vicente, tienes
unos cuantos mensajes,
y yo, una pérdida.
La soledad
que ahora calzas, no te hace
escoceduras.
Corres y ríes;
saltas sobre el mar como
canto rodado.
El tiempo teje
en tanto la madeja
se desovilla
inexorable,
y estrenas soledad
de punta en blanco.
Galopa libre,
que yo aquí muerdo con
feroces versos.
Queda pendiente
ese café que juntos
nos tomaremos.
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