Apuntando al solivianto,
despierta la pesadilla,
el alma se le encasquilla
y suenan, de tanto en tanto,
campanas de camposanto.
¿A qué dios se sacrifican?
¿Con qué verdad justifican
el oro las catedrales?
No pueden ser naturales
los gritos que nos salpican.
Apuntando al solivianto
despierta la pesadilla;
las catedrales del llanto;
campanas de camposanto
y el alma que se encasquilla
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