No existe música buena o mala.
Todo depende del momento, la intención
o el método con el que la escuches.
Hasta la flauta que hizo sonar el burro
puede inspirar parte de una sinfonía
¿Quién sabe, si escuchando con la mente vacía…?
Ahí está “El Vuelo del Moscardón”
o el paseo del “cisne” por un lago
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