El miedo es un alquitrán pegajoso.
No sirve, para la supervivencia,
cuando la ira se pega a la consciencia
y su juicio se vuelve caprichoso.
Del miedo brota un extracto adictivo.
Cuando no se usa como medicina,
se empapa el cuerpo con la adrenalina
y engancha como un chute compulsivo
El miedo está ahí. Da y quita poder.
El psicópata vive acojonado,
aunque en apariencia, le importe un pedo
a cuantos seres tenga que joder.
Con el hábito, se ha acostumbrado,
y, jodiendo, es como se quita el miedo.
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