Demasiado digno:
asusta a los que vienen a practicar caridad
Demasiado vulnerable
para dejarlo en manos de la providencia y la misericordia
Demasiado ético
para la moral católica
Demasiado pulcro
para el puerco
Demasiado simple
para ser cierto: por su encanto, se merece el reconocimiento
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