Mi interés era noble
pero me llamaron,
injustamente, sinvergüenza,
y fue como si un puñal
lacerara mi conciencia
presumida y necia.
Aliado con la ira, me enfadé
y sentí rencor y sed de venganza,
pues, no recordaba que:
Nunca sabes cuando va a venir, pero:
“El cartero siempre llama dos veces”
una, la preceptiva;
la otra, por si estando a la expectativa,
del oído padeces
El karma es como el cartero
que a su rutina obedece,
así pues, no desespero
si es que no oigo el primero,
pues, siempre avisa dos veces
Ay el karma, el karma!
Nunca sabes cuando va a venir,
pero… sospecho que nadie se libra de él,
hasta que no enfriamos la cama
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