Nos aferramos únicamente al valor atribuido, por acto de fe, a un papel al que designamos con el nombre de dinero (que por si solo, el único valor que tiene es el del trabajo acumulado para producirlo) y si tanto lo veneramos, es porque la ignorancia y el dogma nos trajinan para no ver en él a la semilla; las nubes que produjeron la lluvia para que la planta creciera; las manos que la recogieron de la tierra, etcétera etcétera…
Moraleja
En resumidas cuentas, no hay mucha diferencia entre el papel higiénico y el papel moneda, excepto, que usamos preposiciones y verbos diferentes para designar un mismo fin: con el primero, limpiamos el culo y, por el segundo, lamemos el culo. Ya me entienden ¿Verdad?
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