Renuncio del hospicio venerado
con “vanidad y orgullo intelectual”.
“De aquella leprosería moral”,
estoy, medianamente avergonzado.
Porque ya he crecido lo suficiente,
apostato de mi fe agitadora;
libero los eslabones, que otrora,
en perpetua, encadenaban mi mente.
Por fin, de mi Alma Mater me desteto.
No me nace ningún resentimiento,
y ninguna que otra emoción mi alma alienta.
Pongo punto final a este soneto,
de treinta y cinco años, a fuego lento,
cociéndose sin que me diera cuenta.
NOTA,
Los versos entrecomillados corresponden a diálogos de dos películas; el primero, a “El nombre de la rosa; y el segundo, a “Al borde del suicidio”
No hay comentarios:
Publicar un comentario