Vivo con mis pares en la pobreza.
Con el rabo nos controla El Botero
y tanto el loco como el pordiosero,
por la caldera asoman la cabeza.
Yo, por asomar, lo hago hasta el pescuezo,
pues a nadie pienso pedir clemencia;
cumplo sin rechistar mi penitencia
y también en los fogones me cuezo.
¿Fue por esto, por lo otro o por aquello?
Fue por todo a la vez. Me escarmenté
y a nadie más condeno a padecer.
Yo fui mi juez, jurado y leguleyo
y a cambiar de hábitos me condené,
que todo no es: dormir, follar y comer