Puedo cantar como un grillo
una noche de calor;
no se nada de ese amor
de princesa en su castillo.
Mermelada de poetas;
suspiros de vanidad,
pues yo, en mi animalidad,
solo veo culo y tetas.
No por esto discrimino.
A ofenderles no me atrevo,
por lo mucho que le debo,
al género femenino.
Lo digo con reverencia.
Beso el suelo y acaricio
su histórico sacrificio
y su épica resistencia.
Como un faraón crecí
de mujeres rodeado.
Tutankamón a mi lado,
por poco, me gana a mí.
Bajo la capa de ozono
bondad, verdad y belleza
por no ser naturaleza
no se unen con el carbono.
Su presencia es per sécula...
Flotan en el universo:
¿Quiere el poeta, en el verso,
componer una molécula?
En su máxima expresión,
ese amor que se sublima
y que a ningún ser lastima,
se resume en compasión.
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