Si al nacer, firmamos un crédito
y vivimos para pagar los intereses,
¿Luego entonces, qué es la muerte,
la devolución del capital principal?.
Total, que a fin de cuentas,
todo esto es un negocio
en el que ni pierdes ni ganas nada
y te das con un canto en los dientes:
¡Quién me mandaría nacer!
Bueno, ya que estoy aquí,
que no se diga que soy moroso.
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