La calle se me ha vuelto perezosa.
No se mueve ni me come como antes;
no me habla, todo son interrogantes,
y encima, se enfada por cualquier cosa;
o se muestra velada y silenciosa,
cuando me asusta, para que me calle,
y me manda, para que me avitualle,
al estanco y Mercadona "hacendosa"
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