Hijos de un guarnicionero
y de la canela en rama.
De los sabañones, dama;
con la lezna, un caballero:
a sus dones me refiero
cuando recuerdo mi infancia:
del cáñamo, la fragancia.
Compartiendo calor, frío,
entre tanto señorío,
a merced de la esperanza,
esperamos la mudanza,
quince voces: ¡Un gentío!
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