porque se ha puesto a llover y no es domingo;
tú y yo, sabemos de lo que estoy hablando
porque se ha puesto a llover y no es domingo;
tú y yo, sabemos de lo que estoy hablando
Para abrir una latilla
de conserva,
hay que tirar de la anilla.
Si se observa,
el gesto, es como el de armar
una granada de mano.
Si te pones a pensar,
no deja de ser kafkiano:
el primero, mata el hambre
de inmediato;
el segundo, mata al hombre
y es barato
Las huellas humanas, se han reducido a su mínima expresión.
Un virus, gorrón, merodea para apalancarse en nuestras células.
Las tórtolas no vuelan, parsimoniosas, pasean.
Por las grietas de las aceras y el asfalto,
respira la naturaleza latente
y proyecta sus verdes antenas,
que nos parecen extraterrestres.
Las hiervas de los alcorques y setos,
han crecido tanto, que le dan un aire a sotobosque.
El loco mira por la ventana de un cuarto piso subvencionado,
y sus ojos resplandecen.
En voz alta, conversa con el paisaje;
es el único que mira, ve y ríe inopinadamente.
Un ciego, desde la calle, le oye y detiene la marcha
para escuchar su discurso, a simple vista, oscuro, disperso le parece.
¿Cómo puede juzgar, si no ve lo que el loco siente?
El vacío de esperanza,
junto al nihilismo obsceno,
me ilustraron.
Con poca o nula confianza
y una úlcera de duodeno,
me olvidaron.
No todos, menos mi gato,
que aunque adusto, compañero
libertario.
De los dos, el más sensato;
él, un tigre, y yo, un trapero,
no anticuario.
No hay páseme usted el río
nos dicen cuando nos quieren,
y olvidamos.
Llega uno, otro desafío...
y solo cuando se mueren,
recordamos.
Evitando el compromiso,
siempre pude escabullirme,
cuestionado;
toda la vida indeciso,
sin embargo, en redimirme
no he dudado.
No me hace ninguna gracia
oír que la banda toca
generala;
a veces, la democracia,
(si muere el pez por la boca)
nos iguala.
De los pechos de Minerva,
mamamos: verdad, belleza,
tolerancia;
la bondad que atenta observa,
donde termina y empieza,
la ignorancia.
Transmitir un pensamiento,
solo requiere palabras:
te conciencio;
sin embargo, un sentimiento,
con el rostro te lo labras
en silencio.
Mucho esfuerzo no requiere.
Del corazón nace el gesto
inconsciente.
Déjalo que se libere!;
sin censura, deja expuesto
lo que cuente.
He visto la luna llena de mayo; florecer los árboles en abril y en marzo, despedirme sin un abrazo. ¿Y si todo acabara como el despertar de un sueño reparador? Se levanta uno como nuevo. Con pensamientos positivos que van y vienen del corazón a la cabeza y una sola determinación: hoy no voy a enfadarme.
Tengo en casa un mausoleo
donde los libros descansan.
Tienen una virtud cuántica:
reviven cuando los leo