Con el paso de los años,
va amainando la tormenta
y en el polvo que se asienta,
reposan mis desengaños.
No fueron muchos ni menos
de los que me mereciera.
Tan decentes como obscenos,
son míos, no son ajenos:
son, como los de cualquiera
Perdona mi estupidez
No me canso de aprenderte.
En este negocio gano
porque el saber me hace fuerte,
evocar y me divierte,
y por ende, me hace humano
Voy bajando la escalera.
Ya estoy en el entresuelo.
Cuando ponga un pie en la acera,
tomaré la delantera
sin pena ni desconsuelo
Abrazo la piel fruncida
Perdona mi estupidez
porque he vivido asustado.
El miedo, con la vejez,
pesa; empero, con
cada hez
me siento más
aliviado
No me canso de aprenderte.
En este negocio gano
porque el saber me hace fuerte,
evocar y me divierte,
y por ende, me hace humano
Voy bajando la escalera.
Ya estoy en el entresuelo.
Cuando ponga un pie en la acera,
tomaré la delantera
sin pena ni desconsuelo
Abrazo la piel fruncida
del viejo y cálido olivo.
El bien nacido no olvida:
la tierra, si nos dio vida,
será por algún motivo
Me llama Plutón y remo
Me llama Plutón y remo
en los pétalos de un loto
que brota del mismo cieno,
y aunque sea en un extremo,
quedará bien en la foto
quedará bien en la foto
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