Profeta de llantos en ciernes,
deja ya de querernos tanto,
tu amor por los otros da espanto
gobiernes para quien gobiernes
La madre de todas las bombas
retroalimenta el rencor.
Donde huele a pólvora hay dolor:
no es una murga de zambombas
La próxima bomba, follón,
te la metes por el ojete.
Muchos recuerdos a La Quete:
¡A la que te parió, mamón!
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