domingo, 19 de septiembre de 2010

El Rastro y la prueba -piloto
















Las luces de la etnología
inspiraron al concejal
en la ciencia del cagal
llamada coprología.
Y nos tocó la bonoloto,
pues, una prueba-piloto
que no mucho duraría:
dura como los funcionarios.
La prueba de los cojones
son cabinas-urinarios
donde saldar apretones
vendedores y usuarios.
Con tres habría bastante,
y luego, más adelante,
así se viera el sondeo,
habría actualización.
¡Como no, en proporción
según el canon filisteo!.
Esto decía la esquela
sin faltas de ortografía;
mas, gente que no ha ido a escuela
y es por ende analfabeta,
no sabe de cortesía
cuando se va de vareta.
Y se van por  bulerías.
Petras, Amparos y Marías
orinan con malas artes;  
se jiñan por todas partes
embarazando los suelos,
paredes y rincones
con tales cagallones,
que a las vacas le dan celos.
Las moscas con sus revuelos,
cuando las calandrias cantan,
por miles, millones yantan
hasta hartarse de gandinga.
Tienes que salvar la minga
de las moscas voraces
que se empeñan contumaces
en dejarte hecho un eunuco
¡y te entra un repeluco…!
Un riachuelo de purines
de las cabinas mana
y al Rastro lo avillana.
Si celaran querubines
como cuando vino el Papa,
que no hubo punto en el mapa
donde no hubiera letrina
para aliviar el intestino,
pues, cristiano con palomino
quebranta la doctrina.
¿Hasta cuando tanta inquina
y tanto noster páter
y tanta prueba-piloto?
¡que nos compren una moto
o que pongan manillar al váter!

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