Le llega la Navidad
al guiñapo de la acera
y la Áspera Trinidad:
frío, miedo y soledad
fue la que llegó primera
De la calle un inquilino
y de muerto la hopalanda:
entre cartones de vino
se acuesta el pobre genuino
y no en “sábanas de Holanda”
No me calcé tus zapatos
porque dormías con ellos.
Te los quitabas a ratos;
lamías como los gatos
la impronta de tus resuellos
¿Cuáles fueron tus pecados
para tanta penitencia?
En campos de refugiados
sigue tirando los dados
la divina providencia
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