Los fenómenos no tienen esencia,
pero lo parece, si proyectamos
emociones, sentimientos, conceptos…
cuando interactuamos con los sentidos,
y del apego, emergen los fantasmas.
Por ejemplo, El Rastro no es un espacio
sólido, aunque flotara a la deriva,
por la ciudad, “com cagallò per sèquia”.
Siempre, en todos sus arrinconamientos,
para unos era, la isla del tesoro;
para otros, un fuerte dolor de muelas.
Si todo es una ilusión de la mente,
hasta encima la cabeza un tiñoso,
está garantizada su sinergia.
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