Ahora que ya sabemos el tiempo de
ejecución de las obras que se necesitan para acoger el nuevo
emplazamiento de El Rastro de Valencia, y que durarán como un
embarazo, nueve meses, (aunque preñados llevamos tres años) de
Marzo a Noviembre, del año que acabamos de estrenar, lo siguiente
que nos preocupa es, cómo nos buscaremos la vida para comernos un
bocata recién hecho.
Por el momento, solo tenemos una
opción: cruzar la calle y, pegado al tanatorio de la Avda. de los
Naranjos, recientemente, han instalado un Burger King ¿O un
Mcdonald´s? No sé, no caigo en este momento, pero uno de los dos
es, seguro. Esto es mala cosa, porque nos resulta tan sospechoso como
si a los egipcios, junto a las pirámides o en El Valle de los Reyes,
se les hubiese ocurrido poner un puesto de mojama. O algo así.
Esto es solo una sospecha, si, pero
¿Qué pasaría si, por una de aquellas, apareciese una uña mezclada
con la hamburguesa, la cebolla, el tomate y el huevo frito, eh?
¿Sería una prueba circunstancial o irrefutable más allá de toda
duda razonable?. Bueno, de momento tienen el beneficio de la duda en
lo que a nosotros respecta; pero hay que ponerse siempre en lo peor,
como dicen los picapleitos.
En fin, como los vendedores de El
Rastro de Valencia, somos un equipo, buscaremos un plan B... por si
acaso.
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